Traducción de Melina Balcázar
En A punta de retratos, el escritor y editor Yves Pagès (1963) despliega una galería de “cien especímenes de nuestra condición humana” mediante un ejercicio de fragmentación narrativa crítico y lúdico. Un nombre, una situation paradójica o un punto de quiebre sirven de pretexto para que en unas cuantas líneas se perfile el retrato de personajes extraídos de la realidad contemporánea, donde el autor explora sus fisuras íntimas e identidades sociales en crisis, a fin de abonar a una literatura de complicidad y fraternidad que interpela a “la primera persona del plural”.
Yves Pagès asocia la escritura a su acción política: el compromiso reside en una búsqueda literaria. Su observación en extremo aguda de la manera en que la economía ordena nuestras vidas crea un breviario político que no aspira a ningún proselitismo.